Por la gente saludable
Conozco una chica que se llama Gabriela. La conocí en la universidad y al principio parecía ser una persona normal. No me caía bien ni mal, era neutral, de esas personas con las que tienes conversaciones sobre temas genéricos sin importancia y con las que guardas una diplomacia odiosa, de esas personas que sabes que nunca van a ser parte de tu entorno de amistad porque no tienen cosas en común. Recuerdo muchas veces haber hecho comentarios que según yo, estaban intencionados con romper el hielo. Como por ejemplo, hacer un comentario medio mongo sobre algún chico, como decir que está muy simpático o frases como "tiene un buen lejos", con el ánimo de que se ría y conversar mas tranquilamente. Gabriela se reía, pero creo que por cumplir. Así que me rendí y comprendí que hay gentes con las cuáles no te llevas y punto. Así que fue una sorpresa recibir una llamada suya un día, invitándome a una reunión en su casa. Me pareció extraño pero agradable. Pensé que quizá no le caía tan mal a Gabriela. Que sorprendente fue llegar y ver que no se trataba de una reunión común y corriente, sino una de esas "reuniones" en las que te presentan un producto saludable que "va a cambiar tu vida por completo". Carajo, pensé. Encima que no le caigo bien, ahora quiere embaucarme con un producto mugroso que te hace bajar de peso y dizque te hace una persona feliz y realizada. Igual, como ya estaba ahí, me senté a ver que cosa iba a decirme. Además no era la única. Había mucha gente como yo, que lucía unos kilos demás. Escuchar no le hace mal a nadie, pensé, total si no me convence, le digo que no y se acabó. Lo que yo no sabía era que desde ese instante Gabriela me había convertido en su proyecto personal. Después de una charla anestesiante sobre como nosotros, las personas comunes e ignorantes, cometemos errores garrafales como comer papas fritas, hamburguesas, chizitos, canchita y toneladas de gaseosa, me llamó a una esquinita y dijo que quería hacerme un análisis de mi masa de grasa o algo parecido. Le seguí la cuerda. Me paré en una balanza para descubrir que efectivamente tenía varios kilos de sobrepeso. Luego me dio una especie de timón blanco que tenía unos botoncitos y una pantalla que mostraba una medida. Ella luego me explicó que ese era mi nivel de grasa y con una mirada de severidad me dijo que estaba en el nivel de OBESIDAD MORBOSA. Después de espantarme con esas palabras desalentadoras, siguió machacándome con el asunto de las grasas (ya para ese momento, me sentía una lerda obesa asquerosa y tenía ganas de suicidarme con racumín). Me preguntó que cosas comía y nada de lo que me gustaba resultaba ser parte de una dieta balanceada. Hasta el café resultaba ser dañino. Mi hermoso y preciado café con leche era una bomba de tiempo que iba a terminar matándome eventualemente. Demás está decir que ya me dio roche decirle que de vez en cuando me mandaba uno que otro cigarro. Temía que si le decía eso, me quisiera encerrar en cuarentena y alimentarme solo con batidos energizantes por un par de meses. Luego de bajonearme la autoestima, Gabriela sacó un folder con unas imágenes de unos pomos altos y chicos, pastillas y vitaminas, y con una sonrisa sicótica (me hizo recordar a ese video de Soundgarden "Black Hole Sun") me dio la solución a mis problemas. Mientras me decía que estos batidos y proteínas, mezcladas con poderosas vitaminas, iban a salvarme la vida, me repitió como quince mil veces las frases: "Nutrición celular" (que carajo es nutrición celular?), "todo lo natural es saludable" (claro, natural es la marihuana, la coca también...), "toxinas como el café, las grasas", "Hay que tomar mucha mucha agua todos los días" (como si el agua fuese un elixir fantástico que te va a dar la inmortalidad), "macrobiótico", "super saludable" (y para esto, en vez de decir "mostro", "paja" o "bravazo" como el resto de gente, ahora Gabriela dice "super"), entre otras cosas. Tanto fanatismo derrochaba por sus productos que daba ganas de decirle cosas como: "Oye, pero no me das a decir que no te vas a comer un pollito a la brasa de vez en cuando, ¿o no?". Pero no quería entrar en polémicas. Ya saben, a los locos hay que seguirles la cuerda. Gabriela se tomó la libertad de contarme además las maravillas de ser una persona saludable, como ella. Un día normal en su vida era así: Levantarse a las 6 de la mañana y salir a correr al pentagonito (incluso intentó convencerme de ir con ella y sus amigas... si claro, después de mi lobotomía) dos vueltas, repito DOS VUELTAS. Luego llegaba a su casa y tomaba un "super batido energizante" con tantas proteínas que eso la dejaba sin hambre hasta la hora del almuerzo. Y como ella misma dijo "a la hora del almuerzo tomo una sopita bien ligera, porque la verdad es que desde que comencé con ... ya no me da tanta hambre". Ah, osea que estos productos maravillosos te generan ANOREXIA. Perfecto. Bueno, pero continuemos, porque el dia de Gabriela todavía no acaba. Luego de tomar su batido mañanero (olvidate de esas tostaditas con café con leche y mirar el noticiero por las mañanas, mejor tomate un batido al lado del fregadero en dos segundos), sale a realizar sus labores diarias, que consiste en llevar su negocio. "Este año voy a dejarlo todo, me voy a dedicar a FULL a mi negocio, porque ya se viene el viaje a Cartagena y para calificar para la cena de Ganadores hay que tener 3500 puntos de volumen por mes. Y si a ti te interesa el negocio te lo puedo explicar luego, para que tu también puedas ir a Cartagena con nosotros!!". Ah bueno, pensé, por lo menos les regalan un viaje. Pero no, no les regalan nada! Ellos se pagan su pasaje, su estadía, toda la nota. Lo que les regalan es LA CENA con los GANADORES. Osea, una cena rascuacha con un montón de gringos que supuestamente pertenecen a un grupo de millonarios y tienen no se cuantos pines en sus camisas. A mi que chu... con esos idiotas. Regalame un viaje a Cartagena en un resort o algo parecido, una maldita estadía en el spa, un dia en la playa, no se!!! Que mie... me importan esos gringos babosos!!!En fin, para terminar el dia de Gabriela, lo que hace es almorzar nada, luego sigue realizando sus labores del negocio (para todo el dia entre el micro y yendo a casas de extraños a hablar la misma mierda que me dijo a mi). Luego llega a su casa, toma un batido y a dormir. "Porque desde que tomo ... duermo 8 horas diarias, porque uno tiene que estar descansado para empezar el dia tempranito". Ajá. Déjame describir un dia tipico en mi vida: Me levanto A LAS 11 DE LA MAÑANA. Todavía con sueño y con fotofobia, salgo de mi cuarto y no soy un ser humano consciente de mis actos hasta que tomo mi café sagrado. Me siento en el comedor y DISFRUTO de dos horas de televisión, lo que sea que esten dando (el show de ellen degeneres o frasier, me cago de risa). Luego de eso, EMPIEZO MI DIA. Me voy a la computadora a hacer la chamba free lance que tengo, o a WEBEAR en el m
sn, facebook o bloggear, como estoy haciendo ahora, querida Gabriela, rajando pestes de ti y de todos. Luego de eso, si sale algo, me voy a tomar unas chelas. Porque no hay nada mas relajante que unas chelitas bien al polo. Eso para mi es la parte mas saludable de mi día. Nada de ir al Pentagonito ni de tomar batidos. Gracias. Mis rollos y mi salud mental me lo agradecerán.