Sensatez y Sentimiento
Subimos. Todo parece tener logica. Despues de haber hecho lo que hicimos en el sillón parece el paso lógico. Miro al suelo para ver que estoy pisando bien porque la escalera es algo alta, quizá demasiado alta. Estoy mareada, he tomado bastante y eso me ayuda a minimizar el riesgo del asunto, a negar la situación, como si no me asustara trepare en cama con alguien que no conozco. Trato de actuar como todo el mundo, como todos los demás y dejarme llevar por la aventura, que supuestamente es tan maravillosa, de hacerlo con alguien que acabo de conocer. Sigo subiendo, pero mas bien tengo la sensación que bajo. Evito el espejo que tengo al frente, pero no puedo hacerlo por mucho porque mi maldita pareja se ha ido al baño y se demora demasiado. Dice que ahorita regresa. Ojalá no se hubiera ido. El no sabe que yo aún estoy dudando, y que esta sonrisa que tengo en el rostro es una burla. No me creo que esto vaya a pasar, no lo siento verdadero, y lo más triste de todo, no siento nada. Ni felicidad, ni emoción, ni ganas. Pienso que será fácil, porque estoy relajada, porque estoy tranquila, porque aparentemente me importa poco. Mi pareja regresa y entramos a la habitación. Ahi todo esta oscuro y nos da el permiso de seguirnos besando como locos. En cierto momento pensé que aquello me generaba placer, que es lógico que lo sienta, ya que estoy a punto de hacer una de esas cosas que las mujeres cuentan en las reuniones con las amigas como encuentros calientes, para demostrar sus dotes de aventureras. Pero no me siento bien. Quiero decir, no siento nada. Y debería sentirlo. Pero eso es justamente. No interesa cuanto nuestras lenguas se tuerzan una con la otra, y cuantas veces me abrace y me pase las manos por el pelo. La lógica nada tiene que hacer en este momento. No se puede escoger a alguien en una fiesta y tomar la decisión lógica de acostarte con él. Por el principio que el sexo, tanto como el amor, y el deseo son cosas ilógicas. No podemos tener control sobre quien nos va a incendiar el alma con un solo roce, aunque no sea sexual, aunque no sea en un lugar que consideremos sexual, aunque sea en la mano, en el brazo, en la cara, en cualquier lugar del cuerpo. Esa persona, que debe tener el poder supremo de hacerme sentir de esa forma, no es este fulano, a quien continúo besando como si en las profundidades de su garganta debo encontrar la respuesta a este tremendo vacío que siento en mi corazón. Esa persona esta por venir. Pero no está en esta habitación y mucho menos en mis brazos. Por esa razón, regresé a casa sola. E hice a un hombre muy infeliz.